Máximo Luppino
El peronismo nació en las calles, desde aquel histórico 17 de octubre de 1945 hasta la fecha. Este episodio fundacional del movimiento de Perón marcó con indelebles gestos su liturgia de cánticos, consignas nacionales conformando una auténtica cultura popular. El peronismo es una forma de vida, una manera única y particular de observar la realidad que nos circunda.
Rebelde e indómito, siempre en el lugar del necesitado y “descartado” por el consumismo. Los compañeros llenaron de poesía su historia, en la que la verdad se mezcló caprichosamente con las leyendas que se supieron construir. En estos días difíciles, el gobierno de Alberto Fernández está dando batalla con viejos y nuevos enemigos. La inflación de 6,6% es una dura realidad que continúa poniendo a prueba el ingenio de Sergio Massa. La descomunal ola de calor que nos trajo un marzo con temperaturas extremas y continuas colaboró para crear mal humor social. Más cuando Edesur sometió a gran parte de la población a cortes de energía eléctrica históricos. La privación de luz eléctrica llegó a colocar a más de 140.000 usuarios sin este esencial servicio, lo que trae aparejado un sin número de sufrimientos indignos para la gente. Por momentos parecía más fácil conseguir agua en el desierto de Atacama que en un edificio de Caballito. Una cascada de protestas pone a Edesur contra la pared. Es una empresa irresponsable sin sensibilidad humana alguna. La falta de agua nos hizo parecer “modernos” beduinos urbanos. Este tema de los cortes de suministro eléctrico es de vieja data. Ahora llegó a un límite insoportable. La gente está siendo “torturada” por la avaricia de empresarios sin corazón. La comunidad le exige al presidente una medida firme y ejemplar para con estos empresarios protagonistas de fuga de capitales al exterior y de golpismo desestabilizador, ya que el daño que realizan es genuinamente criminal. Las elecciones se aproximan a paso redoblado y el oficialismo no posee candidato firme. Esto en muy malo e inadecuado. Cristina es mucho más útil como conductora y artífice de un nuevo triunfo electoral como el del 2019, que ella misma siendo candidata a presidente. Sí puede ser nuevamente vicepresidenta o candidata a senadora Nacional. Cristina es un mito viviente y debe permanecer y preservar esta condición de reinar más allá de un resultado electoral. La primera magistratura exige una energía singular en nuestra Nación. Un ejercicio de pelear día y noche en el barro de la hipocresía política. Cristina ya fue dos veces presidenta de la Nación. Se fue de esa función con una imagen positiva alta. Ahora pensamos que otro rol de mentora de candidatos la espera. Además, son momentos de un demencial canibalismo electoral tanto en la oposición como en el oficialismo. Todos se sacan “los ojos” sin que les tiemble el pulso ni un instante. Cristina, como mito peronista viviente, debe ser “la gran electora”. Construyendo un nuevo y necesario triunfo electoral tan necesario para la patria. Una fórmula poderosa y seductora obtenida por consenso juzgamos que es lo mejor para el actual momento social que atravesamos. En esta propuesta coincidimos con la Cámpora. Aunque debemos señalar que esta célebre agrupación actúa como “hijo único”, dueño del “peronómetro” y posee el pésimo hábito de criticar públicamente a casi todos los compañeros (“no se comen ninguna”). Esto en momentos coloca a la Cámpora como parte del problema y no de la solución. La salida es con todos unidos, no con una élite de iluminados por una actitud doctrinaria extrema. Las elecciones se ganan con gran poder de tolerancia y seducción. A menos que estén algunos tan desorientados que prefieran “perder con coherencia” que triunfar con todos. El peronismo es pragmático y las transformaciones son lentas pero constantes. Que DIOS ilumine a nuestros dirigentes para encontrar acuerdos fraternales para la victoria electoral que seguro redundará en un beneficio para nuestro pueblo.
Máximo Luppino |
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