El niño DIOS nace nuevamente entre los hombres en sublime celestial promesa de redimir a la creación toda. En un humilde establo en Belén, la estrella de la salvación brilló para regocijo de la humanidad.
El espíritu navideño es una fuerza celestial por excelencia, beneficiosa y tangible en el corazón de las personas. Es la FE que supera las angustias de los que sufren indecibles penas. Siempre la FE es más poderosa que cualquier mal reinante.
La Navidad es un tiempo de esperanzas renovadas, a pesar de los dolores, de la desocupación, de la mesa casi vacía que sólo la llena el amor familiar. Más allá de los millones de pobres, más allá incluso de las terribles dificultades de la pandemia que agobia al mundo, trascendiendo la pecaminosa carrera de precios en las góndolas, ¡Feliz Navidad para todos! Los que piensan similar a nosotros y para los que están en las antípodas de nuestros criterios. ¡Muy feliz Navidad!
La política en gran medida perdió su razón de ser al alejarse de la vocación de servicio al prójimo y a la patria. Sin ideales fraternales la acción política se transforma en una de las más ruines actividades.
El problema no es el error ni el pecado como falla de conducta. Lo oscuro sucede cuando el cobarde realiza apología de su cobardía. El mal aparece cuando el impío pretende construir una “filosofía” que niegue la FE. Lo inaceptable es que pretendamos edificar una sociedad sin valores espirituales, sin amor a la patria ni al prójimo. Es fundamento de dolor para la humanidad priorizar el capital sobre el trabajo creativo, solidario e inspirador. No se es más alto “cortando la cabeza” del prójimo.
Sólo el perdón que se origina en la comprensión profunda y en el infinito AMOR de DIOS hacia los hombres nos dará la tan buscada PAZ que anhelamos. Perdonando es como nos perdonamos a nosotros mismos. Es el sendero dorado de la redención infinita del ALMA DIVINA.
Generemos en nuestra mente un enorme abrazo celestial para los amigos y para los que no lo son, incluso para aquellos con los que estamos en controversias y disputas. Sólo así honramos el insondable sacrificio que el hijo de DIOS nos brinda con cálida cercanía constante.
La oración comprometida en favor de los que padecen le dará sentido humanista a nuestra existencia. Es dando con generosidad cuando nos liberamos de las duras y pesadas cadenas del egoísmo.
“Todo mejorará en el futuro si hacemos un esfuerzo espiritual en el presente”
Meditemos en la verdad suprema de que “DIOS existe y tiene un plan, ese plan es la evolución”
Realizamos votos para que en esta Navidad los dirigentes de nuestra Argentina, tanto oficialistas como opositores, piensen de verdad en la gente, en los sumergidos por la falta de oportunidades laborales, en los que luchan y aún no se imponen a las dificultades. Un deseo especial de mucha fuerza queremos direccionar hacia aquellos que se cansaron de luchar. La persistencia en el Bien Común es un camino cierto para edificar días de concreta armonía.
¡Feliz Navidad!... DIOS renace como AMOR supremo.
Máximo Luppino
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