Abrazar la causa peronista implica comulgar a diario con una filosofía de vida que nos obliga a tener una conducta de servicio incondicional con nuestros semejantes. Ser útiles al desarrollo material, intelectual y, por sobre todo, alentar la evolución espiritual. Esto implica ampliar nuestra conciencia y saber que nuestra realización como personas está íntimamente ligada al bienestar del prójimo.
“Nadie se realiza en una sociedad que no se realiza en conjunto”. Es decir, la humanidad conforma una sola entidad celestial.
Cuando ejercemos conductas de solidaridad real, de compañerismo y servicio sentimos una profunda alegría. Ésta es la dicha de servir a una causa que trasciende al tosco ego individual. Priorizar lo colectivo por sobre el egoísta y erróneo bienestar personal.
“Primero la patria, luego el movimiento, por último los hombres” - diría el General Juan Domingo Perón. En esta máxima Justicialista se ordenan las prioridades del hombre de bien que busca su realización en el felicidad del prójimo.
Amar a la patria Argentina es una realidad implícita en el ser de un peronista íntegro en los valores éticos de nuestra doctrina. La argentinidad como existencia cultural viva nos llama a ser servidores de las causas humanistas de bien. Esto es no ser sirvientes borreguiles de imperios prepotentes con sangre de inocentes que manchan criminalmente sus tesoros mal adquiridos.
El militante peronista debe nutrir su conducta en los principios sanmartinianos, en el desinterés idealista de Manuel Belgrano, en el sentido de soberanía de Don Juan Manuel de Rosas y de todos los patriotas de nuestra Nación. La doctrina que nos legó el General Perón encarna los valores de nuestra amada Nación Argentina. Eva Perón concretó con amoroso frenesí el servicio a los más humildes y necesitados de la sociedad. “Dar hasta que duela”, nos diría la Santa Madre Teresa de Calcuta. Tenemos la impresión de que es la conducta que ejerció la “Abanderada de los humildes”, quien entregó su vida al compartir el bienestar con sus “grasitas”…
Sentimos hoy que nuestra poderosa doctrina humanista y cristiana se encuentra nutrida y relanzada al infinito mismo por el Santo Padre Francisco, el más grande de los argentinos.
Ser un militante Peronista es una gracia de DIOS y nos sentimos afortunados en sentir este llamado del ALMA a ser útiles a un propósito que nos trasciende como individuos para darnos sentido espiritual en un YO colectivo y grupal.
El Papa Francisco nos motiva recordándonos que “el poder es servicio”. En esta divina sintonía debemos actuar siempre. Si somos útiles al semejante no tendremos lugar para los sentimientos bajos y lúgubres. El AMOR que todo lo abarca nos guiará por el sendero de luz diamantina en el servicio honesto.
¡Feliz día del militante peronista para todos los argentinos de Bien que aman a nuestra patria y buscan la felicidad del pueblo!
En Perón y Evita los militantes nos abrazamos en un sentimiento que nos emociona más allá de todo límite imaginable.
En la doctrina del General viven eternamente todos los militantes de la Gran Causa Argentina.
Máximo Luppino
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