Si te toca emigrar, no olvides hermano, que la tierra sufre cuando la abandonamos. Queda envuelta en un luctuoso mar de dolor silente. Tu tierra no te juzga, simplemente espera tu retorno con amor. Para tu patria siempre ser谩s un argentino genuino. Un hijo que s贸lo visita latitudes lejanas. Cual ejemplar madre, la tierra aguarda que vengas a abrazar su suelo con tu coraz贸n de hijo dilecto. La Naci贸n te ama y necesita tu presencia.
Estamos algo m谩s que vivos cuando sentimos al indomable viento viajar incansable por la interminable pampa Argentina apreciando la libertad de su po茅tico viaje en la infinitud de nuestra alma. Somos felices recibiendo la brisa fresca de eucaliptos lozanos que nos bendicen envolvi茅ndonos en su sombra de paz. Los verdes pastizales se agitan en constante reverencia al cielo postr谩ndose una y otra vez al costado del camino, sonri茅ndole en silencio al caminante fatigado.
Un sin fin de aves cantan plegarias de fe con su reverencial trino al infinito de donde proceden. Saben las aves que su destino es acompa帽ar en bellos vuelo los sue帽os de los hombres buenos. Peque帽as flores silvestres nos regalan generosas su intenso color, amarillas algunas, violetas otras, embriag谩ndonos con su natural perfume.
¡OH PAMPA! Percibimos el calor de tus entra帽as parados sobre tu suelo vivo que late con ritmos cultivados en largas edades incontables. Adivinamos la magia de tus noches regadas de estrellas y el hechizo de tu soledad conquista nuestros corazones.
Donde la mente se aquieta los sentidos reposan, entonces la intuici贸n florece y la verdad se manifiesta a los cansados devotos.
Viajamos con el viento sin saberlo. Somos ra铆ces en los montes y perfumes en tus flores respirando gratitud. Y somos, oh pampa, sorprendidos con tu infinitud.
La tierra no nos pertenece, m谩s bien le pertenecemos. A lo sumo estamos entrelazados por dorados hilos de magn铆fica e imperecedera continuidad.
Vivamos el infinito desde nuestro suelo, bajo la bandera que prometimos defender, junto al pueblo que nos regal贸 fe y confianza. Seamos argentinos de bien, alegres, solidarios y trabajadores como esos hermosos p谩jaros que jam谩s dejan de cantar dulces letan铆as a las bellas ma帽anas de Dios.
Dando es como recibimos, abrazando nuestra patria es como nos proyectamos a la infinitud.
Los rayos de sol no descansan en su af谩n de regalar vida, nosotros tambi茅n irradiemos alegr铆as por doquier.
M谩ximo Luppino
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