Una histórica cuarentena inmoviliza al país. El destino quiso que el presidente Alberto Fernández se vea obligado a tomar una de las medidas menos deseadas para un gobernante. Esto es, decretar una cuarentena obligada para la población de la Nación.
La cuarentena compulsiva determinada por el gobierno nacional, respaldada por todos los gobernadores y el total de las fuerzas políticas, abarca desde el 20 de marzo hasta el 31 del mismo mes, pero no se descarta extender en el tiempo esta luctuosa pero necesaria determinación.
Nuestra Nación se aprecia aletargada, frenada, inmersa en una parálisis laboral sumamente necesaria para limitar la funesta infección del mal que jaquea a la población mundial.
Inmovilidad social y fortaleza psíquica son las consignas a seguir, más el esfuerzo mancomunado de las autoridades nacionales, provinciales y municipales de la República. Esto nos dará un triunfo merecido ante el horror de tan sombría enfermedad.
Podemos combatir el contagio del coronavirus evitando contacto entre personas. Este es el espíritu del decreto presidencial, recluirnos para cuidarnos y proteger a toda la comunidad manteniéndonos en nuestros hogares.
Debemos recordar que en los países que aplicaron drásticamente el aislamiento estricto se pudo mitigar en forma concreta la expansión del virus. En tanto que las naciones que tomaron medidas flexibles fueron azotadas con miles de infectados lamentando muertes indeseadas. El mundo ya llora más de 10000 fallecidos con centenares de miles de individuos enfermos.
El mal se encuentra estancado en China, ahora el epicentro del contagio mundial es Europa. En forma singular en Italia y España, dos países muy cercanos a nuestra cultura y realidad étnica. Muchos argentinos poseen familiares en alguno de estos dos países europeos, lo cual nos coloca en situación de peligro toda vez que el flujo de visitas fue numeroso. Ahora, el cierre de nuestras fronteras nos protege de esta triste situación. La reclusión cívica es el método adecuado para protegernos.
No se equivocó Alberto Fernández cuando manifestó: “DIOS NOS DIO TIEMPO”. Ya que estudiando las realidades y experiencias de otros países podemos evaluar las mejores medidas tomadas y reflejarlas en nuestra Nación, a la vez que evitar los errores cometidos por algunos países. El gobierno está tomando medidas acertadas para luchar contra este enemigo silencioso y ruin. El resultado de esta lucha depende en gran medida de nuestra conciencia cívica y férrea disciplina.
Argentina se encuentra en alerta total. Los habitantes de este suelo desean vivir y superar esta negra noche que debemos soportar. Nuestros hijos, familiares y amigos bien merecen todo esfuerzo que podamos solidariamente concretar, no sólo por ellos, también por nuestra comunidad toda y por la grandeza de nuestra patria.
“DIOS NOS DIO TIEMPO”. Sepamos aprovecharlo con inteligencia, fraternidad y conciencia despierta.
Máximo Luppino
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